sábado, 1 de septiembre de 2012

Luciano, un sapo lírico ( Dedicado a Roy Berocay)


Es cierto que Luciano es un sapo grande y muy gordo, algunos sapos lo son. También es cierto que es algo tímido y que conoce cosas que otros ni sospechan, pero es que hay sapos y sapos…

Todo empezó cuando Luciano no era tan grande ni tan gordo y fue atrapado en una fina red, de ese tipo de red con que se agarran los peces de la orilla pero la usó una señora para cazar al pobre Luciano que en ese tiempo era un sapo casi común y no se llamaba Luciano. La señora se lo llevó a vivir en un jardín enorme, lleno de flores, plantas, charcos que eran fuentes de agua que para alegría del sapo tenían luces y ya se sabe, si hay luces hay bichitos, si hay bichitos hay comida para el sapo.
Luciano que era sólo sapo por aquellos días tuvo un verano maravilloso, lleno de bichitos para comer, lleno de fuentes con agua, lleno de flores y plantas, un jardín enorme para él sólo. A la señora que lo había llevado le gustaba ponerle comida en un plato con agua, el sapo pronto se dio cuenta que era para él y empezó a comer. Comía más que otro sapo, comía bichos y comía la comida del plato, así fue como el sapo empezó a crecer y engordar.

Pero ustedes creen que él empezó a comer de puro glotón, no, la verdad que el sapo aprendió a comer en ese plato porque cuando se arrimaba a la casa escuchaba una música que le encantaba. Es que la señora que lo había llevado era una cantante de ópera. Sí de ópera, de esas señoras que cantan largo rato, con una voz finita y melodiosa. Resulta que al sapo le encantó la música y la voz de la señora, por eso se quedaba horas y horas escuchando, mientras tanto aprendía a comer del plato pero también aprendía a cantar.

Y ya no cantó como cualquier sapo, ni siquiera como el otro sapo que ya era famoso aquel Ruperto del rocanrol, no señor, el sapo cantaba diferente. Y un día la señora de la casa se puso a escuchar al sapo y dijo:

- Pero si este sapo es un verdadero Luciano- lo dijo riéndose bajito y dijo Luchiano, porque lo dijo en italiano.

A partir de entonces las mariposas visitantes del jardín, las moscas, las abejas, las avispas y las lombrices le dijeron Luciano al sapo y ya le quedó el nombre.
Luciano engordaba y cantaba, seguía comiendo y cantando. Al siguiente verano después de dormir adentro de una roca agujereada que tenía en su jardín, el sapo salió a comer y cuando se miró en la fuente de agua se vio grande y hermoso. Entonces recordó el canto y comenzó a practicar.

A mitad del verano una mariposa multicolor le dijo al sapo algo verdaderamente increíble:

- Luciano, amigo, usted tiene que dar un concierto.

- ¿Le parece?- preguntó el sapo quedándose colorado porque era bastante tímido, los sapos tímidos pueden quedarse colorados.

- Es que una voz así, su forma de cantar, qué le digo amigo, ni los pájaros…es más, si yo le cuento que los pájaros andan envidiosos de su canto, usted no se lo cree.

- No, doña mariposa – contestó Luciano- no puedo creer que los pájaros anden envidiosos sólo soy un sapo cantor.

- No, Luciano, usted es un sapo lírico, cantante de ópera como la señora dueña de la casa, que es muy famosa.

Dos ciempiés y una tortuga se arrimaron a la charla, para decirle a Luciano que tenía que dar un gran concierto.

- No cualquier concierto- dijo la tortuga- un gran concierto cerca de la fuente principal.

- Sí, sí- dijeron los ciempiés que hablaban siempre juntos- daremos un gran banquete a los que vengan a escuchar al gran Luciano.

Y se armó de coraje Luciano, los bichos comenzaron a repartir invitaciones a gritos, los pájaros que venían al jardín dijeron que ellos de noche no salían, así que se decidió un gran concierto a la caída del sol antes que los amigos voladores volvieran al nido.

Qué nervios pobre sapo Luciano, su primer concierto ahí en la fuente principal, con todos los animales que se puedan imaginar mirándolo.

Empezó tímidamente y dos ratones comenzaron a reírse, por suerte el gato de la señora dueña de casa andaba escuchando también así que decidieron mirar desde una rendija. Cuando Luciano comenzaba a sentir que nada le saldría bien en su primera actuación, desde la ventana principal de la sala comenzó a escucharse la música que tanto le gustaba y entonces sí, la voz potente le salió desde su barriga gorda y verde. Luciano comenzó a cantar en serio y los bichitos del jardín se callaron, lo escucharon y luego, aplaudieron hasta que las patas le quedaron rojas.

Los pájaros decidieron nombrar a Luciano miembro de Honor de la Academia de Canto, los otros bichos discutían sobre su destino.

- Lo que yo entiendo –dijo la mariposa multicolor- que Luciano tiene que salir a recorrer el mundo porque con su voz, se hará famoso.

- Además –dijo la tortuga- un sapo que canta así, debe de ser conocido en todo el mundo.

- Nosotros – dijo un pajarito de pechito colorado- podemos orientarlo para que no se pierda en las ciudades.

- Yo podría ser su representante- dijo un ratón negro que tenía fama de charlatán- puedo cobrar las entradas.

- Eso me lo dejan a mí- aclaró el gato.

- Si va el gato yo no voy- aclaró el ratón escondiéndose.

- Y nosotros tampoco- dijeron los pájaros volando por todos lados.

- Bueno…-dijo Luciano- lo tengo que pensar.

- Pero Luciano- insistió la mariposa- no hay nada que pensar, hay que salir a conquistar el mundo como el otro sapo, el que canta rocanrol.

- Tengo que pensarlo- insistió Luciano- tengo que pensarlo.

Y como el sapo Luciano se hizo muy amigo de la tortuga Florinda, todavía lo anda pensando. Desde ese día muchos bichos, bichitos y bichotes se reúnen en el jardín de la señora que canta para escuchar a Luciano que mientras lo piensa sigue dando conciertos a la caída del sol.
La señora mira emocionada aquel mundo de bichos que se reúne cerca de su ventana mientras ella canta y por eso Luciano, cada día tiene mejor voz y canta mejor.
Algunos ya andan diciendo que Luciano es como Gardel, que cada día, canta mejor.


Con toda humildad dedicado a Roy Berocay y su inigualable obra para niños.
María Luisa de Francesco
Julio 2012.