sábado, 14 de agosto de 2010

Breve reseña histórica de la literatura para niños en Uruguay.



A partir de hoy y en forma de entregas semanales me embarcaré en la tarea de ir entragando una conferencia que preparé para un Congreso Internacional de Literatura para niños en Puerto Rico. Se me perdonará la introducción donde intento explicar cómo y dónde radican algunas diferencias de nuestro país en el contexto geográfico que se encuentra. Para los uruguayos que me lean será esta una referencia sin importancia, pero no lo es en un país hermano como puede ser incluso, un sudamericano.
Así que perdonen mis seguidores de Uruguay la introducción: el mapa de los blog suele ser ancho, pretendemos que todos puedan comprendernos.








DE LOS PRINCIPIOS A LA ACTUALIDAD:

BREVE RESEÑA HISTORICA DE LA LITERATURA INFANTIL EN URUGUAY.


No es fácil la tarea de contar en forma más o menos certera y elocuente la historia de la literatura infantil, de un lejano país americano. Entonces, cuando me embarqué en la tarea y ya sentada frente al teclado, me di cuenta que el trabajo quizá tenía características propias que lo hacían un tanto más complicado. Para comenzar contarles un poco las características propias del país que, entiendo, dada la lejanía y su escaso margen territorial y su escasa población, lo hacen más desconocido y lejano.
Vamos a empezar, para ubicarlos, en que Uruguay es un pequeño país hermanado con dos gigantes de América del Sur: Argentina y Brasil. La hermandad no se da sólo en límites compartidos y geografías similares, sino que además existen otros avatares que van desde lo histórico a lo social, pasando por el aspecto cultural y también político. Hermandades diferentes, porque en la frontera con Brasil, se encuentran raíces que tienen que ver con la cultura y que afectan hasta en una forma de hablar que hoy por hoy se denomina portuñol y que no es, más que un español aportuguesado, que se ha admitido hasta en la educación. Por tanto y desde ahí, la forma de vida de nuestra población, se parece un tanto más a la brasileña, no sólo en el paisaje geográfico sino y mucho más, en la cultura y formas populares. Por otro lado la historia nos hermana y aún más, con Argentina. La historia político social de nuestros países está tan intrínsecamente ligada que nos llamamos hermanos rioplatenses y de verdad, tenemos características culturales propias que nos diferencian y complementan ante el resto de nuestro continente. No sólo el tango y el fútbol y el mate, infusión compartida también con otros países, nos unen con Argentina, modismos culturales internos y un comercio que se conecta por cuatro puentes y muchas carreteras que hacen que, nuestra economía y dependencia hacia este país mucho más grande, pase también en el área cultural por una hermandad dependiente.
Y sin embargo, a pesar de esta caracterología, Uruguay reserva su corazoncito, y tiene supongo, como todo país, cosas que le son propias y que cuando una se encuentra intentado redondear una historia tan nuevecita como la de la literatura para niños, se da cuenta de la importancia.
Ahora bien, nos encontramos frente a la realidad de Uruguay, un pequeño país con sus características propias, rodeado de gigantes y de una economía dependiente. Sin embargo, también y por aconteceres históricos propios, nos encontramos frente a un país altamente alfabetizado donde aún hoy, en esta globalización, la educación pública suele ser en muchos casos mejor que la privada. A nivel universitario por ejemplo, no caben dudas que la son, y hasta hace algunos años lo era incluso en niveles de primaria y secundaria, aún lo es en muchos lugares.
Creo que situados en lo que esto significa puedo comenzar a hablar del tema propiamente dicho y confiar en que esto no sea simple enumeración de nombres sino, en una real ubicación histórica de la literatura infantil en mi país.
Los que nos hemos dedicado al tema de la literatura infantil sabemos que hasta mediados del siglo pasado y pasada aún la segunda guerra mundial, aún en el resto del mundo no teníamos lo que hoy llamamos una literatura infantil, hasta entonces los libros para niños eran los que enseñaban religión, moral, ética o lecciones alfabetizantes en cualquier sentido. Así pasó con las fábulas, todas tenían que tener una moraleja final. Sabemos también que por esos tiempos los niños se adueñaban de libros que no habían sido específicamente escritos para ellos y sin embargo hacían sus delicias y también sabemos que, la máxima población del mundo infantil, eran las recopilaciones europeas de los clásicos cuentos de hadas.
O sea que, hablar del fenómeno literatura infantil a nivel mundial, es reciente, tiene menos de cien años y eso, todos sabemos, tiene más problemas a resolver que palabras acabadas porque, cuando menos tiempo de estudios, más temas de discusión en la balanza, menos opiniones legendarias y menos importancia en los mercados internacionales, que al fin hoy por hoy son los que definen, como para financiar ensayos y productos científicos sobre el tema. Si aún con la literatura toda, que tiene albores históricos largamente estudiados, tenemos cuentas pendientes, imaginémonos todo lo que nos falta saber del libro para niños, de literatura infantil y pongámonos a pensar, lo que nos queda por averiguar de ésa literatura en un país del sur de América.
Todo en Uruguay es muy reciente. Todo lo referente a este tema, y si bien, por ser un país como lo pinté al principio con hermanos gigantes y alta alfabetización, tiene logros en muchas materias e incluso en literatura es muy rico, también es cierto que tenemos serias carencias en políticas culturales que nos ayuden a investigar o desarrollar en este campo un mayor conocimiento. Salvo casos puntuales y que vienen más desde lo individual y privado, no tenemos en el país demasiado a dónde ir para investigar a fondo sobre este tema, o estímulos para hacerlo. No quiero ser del todo pesimista y olvidarme que en los últimos años siguen apareciendo buenos escritores y editoriales serias que se están ocupando del libro para niños, y que las escuelas y muchos docentes intentan un mayor acercamiento que hace 20 años atrás, pero aún así estamos muy lejos de alcanzar un ideal.
Por ese motivo me veo obligada a hacer un alto en la conferencia y situarme en la realidad y la problemática del tema elegido. Por la escasez de recursos, debo comenzar mi labor por enumerar lo que creo fundamental en un marco teórico de abordaje a un estudio inconcluso de la literatura infantil de mi país. Veamos si puedo compartir con ustedes los problemas que nacen al abordar el tema de historiar propiamente la literatura infantil de Uruguay.
1) La situación del escaso territorio y escasa población nos hace tener una economía netamente dependiente y por ende, los recursos dedicados a la educación y culturización en forma de políticas modernas que analicen y profundicen investigaciones de esta índole, son escasísimas.
2) El país no es productor de papel lo cual, hace que el coste de estos estudios sea muy superior a lo imaginado y por ende, suspendido por otros de “ mayor” importancia.
3) Heredamos una educación europeísta porque la tradición indígena fue erradicada casi de raíz y por tanto, hemos recibido casi todo el bagaje cultural en forma de herencia extranjera y lo autóctono, es de muy reciente revalorización. Esto sucede por ejemplo con lo afro- uruguayo, que es muy propio de Uruguay, y que no es compartido con los países hermanos en la forma y figura que lo hace mi país y sin embargo, su reconocimiento y revalorización es muy reciente, me refereriré explícitamente al tema en un capítulo aparte de mi conferencia, que denominé: LO AFRO URUGUAYO EN LA CULTURA Y LITERATURA INFANTIL DEL URUGUAY.
4) Si bien en los últimos años han crecido las intenciones de los gobernantes en cuanto a revaluar y reorganizar lo que tiene que ver con lo folclórico y autóctono del país, la presencia extranjera es muy fuerte y no alcanzan los esfuerzos si no son realmente premiados y avalados, el folclore es muy importante para la literatura infantil de cualquier país.
5) No existen en la actualidad, salvo algunos premios a escritores e ilustradores, políticas culturales para proteger y estimular la creatividad en el área. Desde lo privado los esfuerzos siempre tropiezan con problemas económicos serios y, las editoriales especializadas, son subsidiarias de grandes editoriales extranjeras que no siempre priman en editar lo que se necesita, se rigen por sus reglas de mercado.
6) Por último enumeraré lo que considero fundamental: no tenemos en Uruguay formación docente específica sobre Literatura Infantil y los maestros abordan someramente la temática. Digo somero porque, si bien el estudio de la literatura en magisterio es rigurosa y seria, se carece de una formación propia para niños en estos docentes que, en poco tiempo tendrán a su cargo niños a quienes mostrar el mundo literario para ellos escrito. Durante algunos años, la Dra. Sylvia Puentes de Oyenard, lideró una Cátedra avalada por el MEC, de postgrado sobre Literatura Infantil y juvenil. En la actualidad ha cesado prácticamente en sus funciones, suponemos que también por carencia de recursos y falta de apoyo gubernamental. La presencia de instituciones internacionales como IBBY en el país, se solidifican sólo en la capital o en las ferias nacionales del libro, dejando así de lado veinte provincias con sus carencias y desconocimiento de la temática.
7) Pero sí existen y existieron escritores preocupados por el tema que entendieron que hay un mundo en las letras escritas para niños y voy a referirme a ellos, sé que dejaré algunos por el camino, es imposible nombrarlos y ejemplificarlos a todos, trataré de dar mayor fuerza a los que nos distinguen más del resto de los países que nos rodean e intentaré mostrar un paisaje de lo ocurrido y llegar al presente. Enumerado algunos de los problemas del abordaje de la temática, vayamos a la historia trazada por los pioneros.