sábado, 9 de febrero de 2008

Comenzar el año: ¿qué leímos?

A punto de comenzar un nuevo ciclo escolar, ya se siente en el aire que los cuadernos, las mochilas, los lápices, los libros, y los uniformes y túnicas tienen preferencia. Van quedando atrás los protectores solares, las sombrillas coloridas, fotos de vacaciones y promociones de excursiones.
Sin embargo por estos lares, al norte de la República Oriental del Uruguay, deberemos soportar altas temperaturas durante los siguientes dos meses. Y el retorno al aula está marcado para el 3 de marzo.
Sacar al niño/a de la piscina, de la playa, de la plaza, del lugar que sea al aire libre, calzarlo, vestirlo, y ordenarlo, sin duda es tarea de los padres y luego en horas de clase, se ocupará el docente. Y como si todo esto fuera poco: hay que comenzar a repasar conceptos, evaluar, diagnosticar, y poner en la curricula lo nuevo y lo viejo; y estos niños/as que aún no tienen la menor gana de estar en el salón de clase: ¿ pero cómo puede ser qué no quieran?.
Es que afuera el sol sigue siendo una tentación para jugar, para liberarse, para disfrutar de la brisa aún cálida del verano. Pronto comenzaré a revisar las ofertas editoriales, lo nuevo y lo que aún está para salir en estos días.
Lo más importante es saber qué sucedió en las vacaciones. Para un animador de lectura es imprescindible saber si se ha leído algo y qué se leyó, si leyeron solos o acompañados. Eso nos marcará la temperatura, y no la del sol justamente, sino la que el niño/ a trae de la casa.
Seguramente en un grupo de 20 a 30 niños encontrarán a lo sumo, y con suerte, unos 10 que leyeron más de un libro. Los demás leyeron alguna revista o un libro por la mitad, y una buena parte del resto: nada.
Y entonces, para un bibliotecario, o docente encargado de la Animación, la gran pregunta es: comienzo todo el trabajo de nuevo?. Sí, esa es mi respuesta después de conducir durante más de 8 años en la Biblioteca de un colegio privado la tarea de Animadora de lectura.
Comienzo cada año, siempre con la misma pregunta: qué leyeron en vacaciones. Y también permito que me la hagan y les cuento qué leí. Y también trato de informarme si hubo lecturas familiares, o alguien en la casa leyó en el verano.
Después, lentamente, comienzo otra vez mi tarea: leo, leo, leo, cuento, narro, y así durante las primeras semanas. Decía en mis entradas anteriores que nunca he podido acertar con mejor forma de animar que leyendo para ellos en voz alta. O narrando, que como expliqué es toda una forma de animar con técnicas diversas.
Y sucede que los más memoriosos recuerdan algunos cuentos que ya leí, y quieren nuevos. O también que los que recuerdan el cuento, quieren que lo vuelva a contar. O hay alumnos nuevos que les viene bien cualquier cuento. Lo cierto es que para un animador, la tarea es recordar lo que ya se leyó y tener la lista de los libros nuevos que ofrecen las editoriales.
Es bueno no ser demasiado ingenuo al respecto: son pocas las editoriales que ofrecen calidad y precio en justa relación. Son pocas las editoriales que ofrecen una cuidadosa edición de los libros para niños. Si como les decía en entradas anteriores: ni siquiera se considera literatura lo que se escribe para niños, imaginen ustedes el control de calidad que se hace de este material.
Por eso, antes que comience el año escolar aquí, en el sur de América Latina, quiero comentarles que es obligación del docente o bibliotecario encargado de la animación conocer el material que cada editorial ofrece. Es una necesidad formar al animador en un buen " catador" de calidad en cuanto a libros para niños se refiere. Claro que si yo selecciono, si soy el encargado de adquirir el material en cierta forma soy también el que restrige, prohibe, lo que no considera bueno.
Y eso forma parte de mis desvelos como titulé al principio este blog.
Si ya es un problema seleccionar para adultos, pero el adulto puede exigirme que tenga tal material, tal o cual libro me guste o no, el niño no puede hacerlo, porque desconoce las ofertas editoriales o conoce muy pocas. Y entonces como buen adulto, primará mi criterio de selección.
Y volcamos la selección en algo " que les enseñe algo bueno", de paso me piden los docentes que les " sirva" en sus contenidos curriculares. Y entonces la mentada selección vuelve a ser pedagógica, didascálica, para que el niño aprenda.
Pero todos los año he logrado ir introduciendo libros con humor, con fantasía, con vuelo para la imaginación. Poco a poco los estantes se fueron llenando de libros que entretienen mucho y no sé que enseñan pero ellos se quedan con el libro en la mano y hasta se lo compran. Cuando consigo esto último, sé que hice una buena selección.
Mi función es quitarles el miedo a perder un rato de ocio afuera con el sol y el verano, y que tengan el libro frente a sí como algo que puede ofrecerles un ocio distinto.
No tengo recetas mágicas para que cada animador elija su material: nadie más que él o ella para conocer a sus lectores y lectoras, conocer sus gustos y ofrecerles lo bueno que hay en las librerías.
Insisto con que cada Animador debe de leer todo el material que selecciona. No se puede uno guiar por la fama de la Editorial, ni el nombre del autor, aunque esto último es un mejor referente. Por eso mi pregunta:¿ qué leímos en el verano? Un buen Animador de lectura para niños debe leer literatura para niños durante gran parte del año sacrificando su propio gusto por la lectura para adultos, o no, según los tiempos de cada uno. Y un buen Animador debe de conocer o estudiar con cautela a qué público va dedicada su tarea. No es lo mismo un barrio marginal alejado de las bibliotecas y de las posibilidades de compra que un colegio privado céntrico donde la llegada de los libros suele ser más frecuente.
Así qué: a pocos días de comenzar la tarea, a revisar las editoriales, repasar lo exitoso de otros años y leer por varias horas todo lo nuevo. Seleccionar es una tarea que tiene que ver mucho con lo subjetivo de cada uno. Tratemos de ser un poco imparciales, no dejemos que nuestro gusto propio domine la adquisición. Tengamos en cuenta los destinatarios y dejemos también de lado lo didascálico, pensemos primero en recrear, en pasar el rato, en estimular la lectura sin ponernos la carga de enseñar algo más que el gusto por la lectura ociosa y aventurera que cada niño/a lleva dentro.