lunes, 27 de febrero de 2012
Mi herencia: los tataracuentos.
Este blog no es de ninguna forma seguido en la medida de mis posibilidades.
Me explico: al trabajar en la docencia, con niños y con maestros en distintos ámbitos, pierdo de tanto en tanto la posibilidad de escribir como me gusta. ¿Cómo me gusta?
Me gusta escribir a diario, casi de continuo, parando sólo para volver a hacerlo. No tengo estilo, no hago más talleres para mí entonces: soy bastante indisciplinada.
¿ Por qué quería contar todo esto?
Porque desde hace un tiempo una idea ronda mi cabeza: escribir sobre mi verdadera herencia, que es sin dudas los cuentos maravillosos que narraba mi abuela y que a su vez se los contó su abuela.
Son cuentos con claras raíces europeas, itálicas digamos, aunque sabemos que en la vieja y la nueva Europa, se compartían muchas historias sin tantas fronteras como se dibujan en los mapas. He rastreado algunos libros que contienen pasajes muy similares a los cuentos que me narraban de pequeña. Insluso encontré una obra de teatro muy parecida a unos de mis relatos favoritos. Sin dudas a muchos niños de la vieja Europa les contaban más o menos, las mismas historias.
Lo que no sé es: ¿ cuántas de ellas fueron escritas y dejaron de pertenecer a la cultura oral?
Carezco de la información necesaria para saber si son valiosos. Sin embargo el valor de pasarlos a mis bisnietos que seguramente no conoceré, me tienta a aditarlos.
Las únicas oposiciones que tengo son: mi falta de hábito para escribir y corregir, sin dudas es una de ellas, y la otra: pasar del lenguaje oral al escrito las narraciones que recuerdo.
¿Venceré ambos obstáculos?
Vamos pensando en eso para comenzar el año 2012.
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